Desarrollo sostenible; utopía realizable
10/10/2016 | María Eugenia Iparragirre

Esta mañana se ha celebrado un acto que conmemoraba el 25 aniversario de la primera Cumbre Iberoamericana; la creación de un espacio de diálogo y cooperación entre 22 países que ha conseguido transformar el modelo de cooperación en el plano internacional. Se ha abordado el futuro de la cooperación iberoamericana, teniendo en cuenta que la agenda internacional viene marcada por la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero además, hemos podido escuchar a diferentes autoridades iberoamericanas, quienes han subrayado la necesidad de abordar ciertos temas como son la inequidad, la educación, la gobernanza y transparencia y la sostenibilidad. Temas que a pesar de no ocupar mucho espacio en los periódicos no tienen fecha de caducidad.
Y es que apartémonos de la actualidad política, alejémonos de PP, PSOE y demás. Olvidémonos durante unos minutos de la parálisis del Estado, la incertidumbre y de las voces que auguran una muy cercana visita a las urnas. Hagámoslo durante un momento, hagámoslo mientras os cuento que la sociedad no ha parado ni un minuto, hagámoslo mientras os cuento que los refugiados no han dejado de llegar a las costas europeas a pesar de que en España no haya Gobierno.
El resto del mundo no mira a España y le perdona sus compromisos porque no haya cumplido con el deber de formar Gobierno. Promover la igualdad de género, la reducción de las desigualdades o realizar una acción global por la paz y la justicia no entiende de gobiernos y menos de gobiernos en funciones.
En septiembre de hace ya un año se implementó en el seno de las Naciones Unidas la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030; una plataforma integrada por 17 objetivos dirigidos a la erradicación de la pobreza extrema, el combate a las desigualdades, el empoderamiento de la mujer y el acceso universal a la salud, la educación y el agua, entre otros. Se establecía en esa agenda que los estados debían destinar el 0,7% del ingreso nacional bruto a la ayuda oficial para el desarrollo (AOD).
Euskadi ha sido y es solidaria. La cooperación es una seña de identidad de nuestro país. No alcanzamos la cifra que se determina en el paradigma de las Naciones Unidas, pero trabajamos para poder cumplir, para aumentar año tras año la dotación presupuestaria. No pensamos en el 0,7% como el fin, sólo como un objetivo ambicioso. No porque la cooperación sea el motor para numerosos países en desarrollo, sino porque creemos firmemente en la promoción del desarrollo humano, en la asistencia humanitaria en contextos de desastres y conflictos y en la eficacia de llevar a cabo una acción cooperante.
Se trata de 17 objetivos que buscan cambiar la realidad del mundo actual, emprender un nuevo camino para mejorar las vidas de las personas. Se trata de alcanzar una utopía, sí, pero una utopía realizable.